Participación política en México de los jóvenes
La participación política de los jóvenes resulta importante y fundamental para la organización crítica de la vida social, constituyendo un camino esencial cuando se busca consolidar la democracia en un país, así como para la realización individual y colectiva, expresar sus interés en las decisiones y el rumbo del país, fortaleciendo los procesos de integración, racionados con los problemas estructurales, donde la vida democrática se ve reflejada en los mecanismos y espacios de participación política, teniendo como fin la participación de una manera activa en las decisiones democráticas.
Estamos en un proceso mundial de globalización, se desacelera la economía en el ámbito político, la alineación y las preferencias de los jóvenes se vuelven un punto trascendental, al ser más de uno los sectores con mayor susceptibilidad a los cambios sociales, por lo que también se ha convertido en el grupo poblacional con mayor expectativa de resultados por parte de las instituciones y su entorno social beneficioso.
En los últimos años a los jóvenes les ha tocado vivir transformaciones sociales y reformas políticas encaminadas a crear un México más democrático, así como de mayor competitividad y pluralidad, según estudios del INEGI menciona que a partir de la llegada de los noventa los jóvenes representan la cuarta parte de la población de nuestro país.
Los jóvenes mexicanos, en general, mencionan estar “poco” o “nada” interesados en la política. Estas percepciones respalda el supuesto de que los jóvenes presentan una apatía hacia la política, ya que existe una insatisfacción hacia las instituciones, los partidos políticos tradicionales y el sistema de gobierno, pese a que puede reconocerles funciones positivas que realizan de cara a la sociedad y a la ciudadanía, buena parte de los jóvenes expresa su malestar por los efectos negativos que provocan su actividad, tales como: las dificultades sociales, económicas, la no existencia de mecanismos de protección social y las crisis financieras.
Este desinterés de la población joven constituye una debilidad de la democracia, las nuevas generaciones no creen suficientemente en las instituciones democráticas, siendo este un factor preocupante para el futuro de México para funcionar y sostenerse, ya que la democracia necesita demócratas, pero esta apatía de los jóvenes en la política se debe en parte a las formas tradicionales de hacer política, ya que para los jóvenes son las menos confiables y más restrictivas como espacio de colaboración, expresión, decisión, son las que menos se preocupan por su porvenir y futuro.
Esta apatía de la cual mencionamos antes se debe principalmente a que los jóvenes no ven en las acciones de la política alternativas efectivas para la solución de sus problemas fundamentales como son el empleo, la educación, la pobreza y la mala imagen que se tiene de los políticos, llevandolos a tener una visión poco alentadora para su futuro político dentro de la nación, así como de su propio porvenir, ya que a diferencia de las generaciones anteriores, esta cuenta con una mejor capacitación, preparación e información, pese a esto su situación económica es vulnerable, ya que la tasa de desempleo entre los jóvenes es superior a la de los adultos.
Al existir desencantos y contextos de desaprobación social ante los procesos donde se ha ejercido el voto como único medio de participación, motivo por el que se ha perdido el interés en asuntos políticos, los jóvenes pierden ese interés al sentir que no existen otras opciones y canales de participación, sintiéndose limitados.
Otra razón por la cual no existe ese interés en la política es porque existe una estructura política ineficaz e ineficiente en la resolución de problemas sociales, así como las figuras de representación ciudadana debido a la desconfianza que existe, como consecuencia en un entorno ausente de una cultura en la rendición de cuentas, corrupción, crimen y desempleo en diversos sectores.
La edad, definitivamente es un factor determinante en el grado de desinterés que los jóvenes tienen hacia la política. Con el paso del tiempo se nota que las generaciones más jóvenes presentan un comportamiento con poco compromiso cívico, lo cual es un elemento clave para el funcionamiento de la democracia, los jóvenes menores a los 18 años son los que tienen un mayor desinterés con respecto a estos temas.
En la encuesta Nacional de Valores en Juventud, los resultados coinciden con la apatía de los jóvenes en la política, es decir:
El 60.1% con edad de 12 y 14 años mencionan no tener interés alguno en la política. El 53.7% con edad de 25 a 29 años mencionan estar “poco” interesados en política.

La ineficiencia política es lo que materializa la desconfianza al igual que el desinterés son los dos argumentos que prevalecen en los jóvenes actualmente, mencionan que los sistemas políticos están conformados por políticos deshonestos, los cuales no dan respuesta a las necesidades y demandas sociales. La indiferencia es otro factor, ya que están decepcionados socialmente, pero es una consecuencia del desinterés político.
De igual forma la falta de cultura, estudios y comprensión en los temas políticos hacen que estos jóvenes estén en aislamiento o evasión de la democracia en México.
Para concluir, se puede decir que, aunque la desafección hacia la política y la crisis de representación son temas trillados, no dejan de ser reales y tener consecuencias; más allá de culpar a la clase política en general, debemos entender que los integrantes no surgen de un mundo paralelo sino de la misma sociedad. La política no es más que un reflejo de lo que acontece socialmente.
Por ello es necesario implementar políticas públicas orientadas a solucionar y atender las necesidades de los jóvenes, para que logren desarrollarse como líderes y a su vez busquen mecanismos, herramientas y estrategias que ayuden a promover el interés hacia la participación de la juventud dentro de las actividades políticas electorales, así la participación de los jóvenes será vista como una necesidad social y no como un problema, para que la dirección que están tomando las expresiones juveniles y sus objetivos no sean catalogadas como inconvenientes para la política; por tal razón es necesario que los partidos políticos, la academia y las instituciones gubernamentales promuevan una cultura democrática permanente.